LA CONSERVACIÓN DE
LAS ESPECIES
Acerca de las probabilidades
científicas del diluvio, es realmente mucho lo que se ha escrito, por parte de
científicos tanto creyentes como no creyentes. Algunos científicos creyentes se
basan en evidencia geológica para sustentar que la narración que encontramos
entre el capítulo 6 y 7 de Bereshit (Génesis) fue literalmente cierta. Toman,
entre otros argumentos, la afirmación de Hohn Morris, quien explica que hay un
tipo de roca, conocida como sedimentaria, que se forma por los sedimentos de
fluídos en movimiento (agua), “y están hechas de piezas de roca u otro material
que existió en otra parte y fue removido, transportado y depositado en el lugar
que se encuentra actualmente. Se supone que el 70% de la superficie de la
tierra es roca sedimentaria. Además han encontrado que en dichas rocas hay
árboles sepultados en todos los ángulos, a menundo pasando a través de
múltiples capas de roca, obviamente resultado de un cataclismo marino, lo cual
es un fenómeno mundial”1.
Otros científicos creyentes
entienden el relato de forma más alegórica, basados en las numerosas incognitas
que se generan de la narración a la luz del conocimiento científico actual. Por
ejemplo, la mención del río Eufrates y Tigris antes y después del diluvio,
sugiere que la integridad de los ríos se mantuvo, en vez de los cambios en las
formas de las cuencas hidrológicas que se habrían esperado de un cataclismo
marino. También se propone que si la precipitación necesaria para cubrir la faz
de la tierra, se hubiera dado la por condensación del vapor de agua presente en
la atmósfera, la presión necesaria para la condensación de tal cantidad de agua
habría sido fatal para todas las creaturas vivas, como quien dice no habría
sido necesario el diluvio porque la sola presión los habría reventado. Otras
dudas se generan sobre la capacidad que tenía el arca para poder haber
albergado al menos una pareja representante de cada una de las especies
animales, respecto a la diversidad que hoy observamos, y la ausencia de
registros fiables sobre las rutas de migración que habrían tenido dichas
especies en el repoblamiento de la tierra y la distribución geográfica de ellas
que observamos actualmente2.
A mi misma como estudiante de
biología, me surgen inquietudes del relato al enfrentarlo a lo que he
aprendido. Por un lado, se que a pesar de la importancia que tiene el agua para
las plantas y que las plantas durante la fotosíntesis producen oxígeno, éstas a
la vez necesitan tomar oxígeno para
suplir algunas de sus necesidades fisiológicas, y que cuando sus raices están
en un terreno con demasiada agua, también mueren por la reducción en su
capacidad de tomar oxígeno. Entonces, haciendo una lectura literal, como
bióloga hubiera esperado que el Altísimo también hubiese ordenado a Noaj (Noé)
tomar representantes de las especies vegetales y protegerlas en el arca. Por
otro lado, entiendo que para llevar a cabo la conservación de especies que en
la actualidad están en riesgo de extinción, hay un tamaño mínimo de población viable,
es decir, un número mínimo de parejas de la especie que se necesita para que
ésta se mantenga en su ciclo biológico como población, y éste número usualmente
está por encima de una pareja por especie.
Pero más allá de si el relato
narra literalmente o no el suceso climático por el cual el Altísimo ordena a
Noaj construir un arca, y más allá de las fascinantes preguntas que surgen
dentro del relato para toda clase de científicos, entre ellos antropólogos,
geólogos, físicos, biólogos, economistas, etc. al leer nuevamente el texto me
encontré con que en la traducción NVI cada vez que el ETERNO justifica la razón
de introducir a los animales en el arca, habla de asegurar su supervivencia y
conservación. Al buscar el término en hebreo que aparece en los versos 6:19,
6:20 y 7:3, en los tres casos es la misma palabra del diccionario Strong3
(להחיות 2421) , y
se refiere a la raíz del verbo vivir. El Altísimo quería que su creación
sobreviviera a su juicio.
Aún más bello me parece que el
ETERNO haga partícipe a Noaj, de ésta misión. En su infinito poder, bondad y
soberanía, Él podría haber salvado a los animales que había creado de múltiples
formas independientes de un transporte y resguardo de madera hecho por un
“simple mortal”, pero no!!! el hizo partícipe a Noaj, del cuidado, de la
supervivencia, de la conservación de su creación. Y recuerdo entonces uno de
los pasajes que más me motivó a estudiar biología, Romanos 8:19-21: “La
creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Di-s, porque fue sometida
a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que
así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de
ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa
libertad de los hijos de Dios”. El ETERNO ama y cuida de su creación, y
nosotros como hijos suyos, ¿no haremos lo mismo? Todos podemos poner un granito
de arena para desacelerar el deterioro en el que se encuentra el planeta.
Rocío Delvalle
Quevedo
Biologa en formación
14 de Octubre de
2012
REFERENCIAS
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