COMO AYUDAR A NUESTROS HIJOS A SALIR DE LA ADOLESCENCIA
“Cuando Dios terminó de hablar con Abraham, se retiró de su presencia. Ese mismo día Abraham tomó a su hijo Ismael, a los criados nacidos en su casa, a los que había comprado con su dinero y a todos los otros varones que había en su casa, y los circuncidó, tal como Dios se lo había mandado. (Gen 17:22)
Luego de que el maravilloso proceso de desarrollo en nuestros hijos comienza, llega una etapa a la que los padres reciben con recelo, malestar o preocupación. La Adolescencia.
La adolescencia es un período de desarrollo que tomará cerca de 10 años en nuestros jóvenes (entre los 12 y los 20 años), donde tendrán un cambio biológico, psicológico social y sexual. Esta etapa comienza con la pubertad en los niños y es el período intermedio hacia la Adultez. El preparar a nuestros hijos en esta etapa es todo un reto, que superado de la mejor manera, hará que el joven llegue a la Adultez de la forma más apropiada, y que no generen Adolescencias secundarias a edades tardías.
Centenares de personas en el mundo hoy día consultan con un profesional de la Salud, sea este Psicólogo, Doctor o Psiquiatra, para la atención de una dolencia emocional o psicológica en sus hijos. El número de adolescentes en atención psicológica entre 10 y 19 años supera el billón a nivel mundial. En América Latina y el Caribe el aumento de esta población es de un %138, cuyo crecimiento ha sido exponencial desde 1990. Sumado a esto la edad mediana o promedio para el primer matrimonio o unión es de 18 años entre un 24% y un 41% de los adolescentes de américa Latina y tal edad sigue bajando dado el incremento de una actividad sexual temprana cada vez mayor en nuestros jóvenes. Es interesante que, si el pueblo de Di´s se dejara guiar por las ordenanzas establecidas en la Biblia, estas cifras disminuirían considerablemente.
La Palabra de Di´s es el manual por excelencia para afrontar los retos, y los ciclos de vida. En 2 Timoteo 3:16 encontramos que toda palabra que está contenida en la Biblia es útil para enseñar, reprender, corregir y para instruir en Justicia, en un camino Recto. Hoy como creyente siento que toda dificultad, por más difícil que sea, podrá ser afrontada por nuestros hijos, si efectivamente los educamos y los preparamos a través de la palabra de Di´s para cada reto de sus vidas. Sin embargo, si en la Torah podemos encontrar la manera de afrontar estos ciclos, ¿en que parte la palabra del Eterno nos orienta a ayudar a nuestros jóvenes en la Adolescencia?
Estudiando la parashá Semanal (Lej Lejá) fue grato encontrar la obediencia de Avraham al Eterno en la labor de Educar a sus hijos. Inmediatamente después que el Eterno ordena el precepto de Circuncidar a sus hijos, encontramos a Avraham circuncidando a su hijo Ishmael, a sus siervos y aquellos que compró por un precio (Gen 17:22). Avraham puso en práctica todo lo que había establecido el Eterno ese mismo día.
Esta Ordenanza, la cual es la tercera desde el comienzo del libro de Bereshit, es el inicio del Ciclo de Vida Judío. A los 8 días de nacido, todo varón israelí es sometido a un procedimiento quirúrgico, para extraer el prepucio (Orlá) de su miembro viríl, cumpliendo el precepto que Di´s le había dado a Avraham y así tener la señal del Pacto que Di´s había efectuado con sus Padres y sus Antecesores. Si bien hay diversas enseñanzas sobre este tema es de vital importancia que este día marca el inicio en un ciclo de este menor, y que lo prepara para su adultez desde los 8 días de vida, ya que la Circuncisión no es algo que se haga una única vez, sino que es un estado que debe mantenerse.
Hoy por hoy encontramos casos de personas que tienen miedo a afrontar algunos de los ciclos de vida (la Adultez, el ser Adulto Mayor, la Muerte de algún ser querido, e incluso el dejar de ser niño) y muchos de estos casos se deben a que no se vivieron plenamente estos ciclos. Hoy día hay Adultos queriendo ser niños, Abuelos que se sienten adolescentes y Adolescentes que quieren terminar con su vida porque no iniciaron y finalizaron estos ciclos en los momentos apropiados. En la parasha de esta semana, se invita a todos los padres a abrir un ciclo de vida en nuestros hijos de una forma apropiada, en un tiempo apropiado. Durante todo el tiempo que dure la educación de un hijo, el padre estará sacando todo estorbo “orlá” que haya en la vida de su hijo, pulíendolo para que de lo mejor de sí mismo.
Muchos profesionales entienden la Adolescencia como un momento donde el ser humano empieza a desligarse de sus padres y se empieza a formar como un individuo único. Sin embargo es interesante como en la Edad Adulta los hijos siguen teniendo los mismos hábitos, comportamientos y conductas de sus padres a la hora de instruir a sus hijos.
La parashá de esta semana, Lej Lejá, podría ser vinculada con el Adolescente ya que le exhorta a “Irse por él” dentro de la formación de su individualidad, tal como el Eterno exhortó a Abraham diciéndole "Deja tu tierra, tu lugar de nacimiento, y la casa de tu padre, y vete a la tierra que yo te mostraré." Sin embargo, una re lectura del final del capítulo 11, nos da lugar a pensar que Teraj, su padre, había comenzado un viaje que no logró terminar. Lejos de haberse desligado de su Padre, Abraham fue la continuación del viaje que había comenzado Teraj.
Cabe destacar que tanto la Biblia y la tradición rabínica entendía la paternidad divina de esta manera. Es interesante como se contrasta la vida de Noé ("Quien caminó con Dios") y la de Abraham ("El Dios en cuya presencia he andado", 24: 40). Dios mismo le dice a Abraham en esta parashá: "Camina delante de mí y sé perfecto" (17: 1). El Eterno señala el camino, y reta a sus hijos a caminar al frente de las circunstancias. Esta parashá nos enseña como debe iniciar el ciclo de vida en nuestros hijos, y nos alerta que algún día tendrán que empezar a caminar sólos, hacia su independencia y hacia su madurez.
Es nuestro reto, el asumir la misma disposición que el Eterno y permitir, que nuestros hijos caminen delante de nosotros, teniendo la seguridad que les enseñamos bien, que formamos el carácter del Mesías en ellos y que seguirán viviendo diferentes ciclos de Vida, apoyados en el Eterno y su Palabra, y no en vanas filosofías.
Angel Marceló
Psicólogo en Formación UN
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