“El Señor abrió los
ojos de Balán, y éste pudo ver al ángel
del Señor en el camino y empuñando la espada.
Balán se inclinó entonces y se postró rostro en tierra.” (Num 22: 31)
El Talmud señala que todos los seres humanos son
ciegos de nacimiento. Una de las oraciones tradicionales del pueblo judío,
dentro de las bendiciones que se dicen en la mañana, señala “bendito eres tu
señor, que devuelves la vista a los ciegos”. En un primer lugar creemos que
esta oración alude a aquellas personas que están privadas de su vista por
enfermedad, reclinados en un hospital o en un centro asistencial, pero según la
tradición, tal oración la hacemos con un propósito propio: el poder ver las
cosas, tal como son.
Pruebas de esta afirmación la encontramos en la
Parashá Semanal. Balán azota tres veces al asna que lo transporta por no
permitirle continuar su viaje hacia Balac. Sólo su asna puede “percibir” que es
un ángel, el que se interpone en el camino, por lo que se detiene varias veces
y en últimas decide arrojarse al suelo. Al final de este episodio es Di´s,
quien abre los ojos de Balán y de esta manera percibe al ángel del Eterno.
Igualmente, en Bereshit 21:19, cuando esta a punto de desfallecer Ismael, es
Di´s quien abre los ojos de Agar, permitiéndole ver un pozo de agua cercano y
salvar la vida de su hijo.
Entendemos
que la visión es uno de los sentidos que tiene el ser humano para percibir al
mundo, sin embargo biológicamente tenemos una visión limitada de las cosas. No
tenemos una visión periférica del mundo y en ángulo, solo logramos percibir 150
grados de los 360 que abarcan nuestro espacio. Aparte de esta limitante,
tenemos muchas otras más, como juegos de asociación mental con contenidos
visuales que están alojados en nuestro cerebro, que crean, a partir de
diferentes siluetas, formas y figuras, nuevas construcciones perceptuales que
en realidad, no existen.
Una de las teorías desde la que podemos analizar este fenómeno es la de “Change Blindness” o efecto de “ceguera al cambio”. Desde un enfoque Psicológico podemos entender que los seres humanos experimentemos cierto tipo de ceguera cuando un cambio en un estímulo visual pasa desapercibido por el observador. Este fenómeno es altamente estudiado por sus implicaciones militares, por lo que implicaría en la capacidad de conducción de vehículos y en el estudio de testimonios en testigos presenciales. Este fenómeno nos ayuda a comprender que en su gran mayoría nuestra visión depende del grado de atención con el que percibimos, es decir, en palabras coloquiales: “vemos lo que queremos ver” .
Ahora
bien, es mucho más complejo a un nivel espiritual. Si no podemos ver con
claridad el mundo físico, cuanto más el mundo espiritual, por lo que la
siguiente pregunta sería, ¿Cómo poder “ver” tales acontecimientos?. La
respuesta esta en la palabra de Di´s, unos versículos después del relato de la
vida de Agar y de Ismael. En Bereshit 22: 13, en medio de la confusión y
angustia por sacrificar a su único hijo, Avraham “levanta los ojos” y encuentra el sacrificio sustituto de su hijo:
un carnero trabado en sus cuernos.
Solo
Di´s puede darnos el don de ver de una manera correcta los acontecimientos y
eventos que vivimos. Si bien, podemos relacionar tal don con el del
discernimiento o con el entendimiento, debemos de recordar levantar nuestros
ojos a él, para poder ver las cosas tal como estas son, sin ninguna idea
preconcebida o con error alguno.
Ángel Marceló
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